Mientras tanto, las petroleras analizan en estas horas la magnitud de los incrementos para los próximos meses, basados en otras tres variables: la devaluación del tipo de cambio oficial, el precio del barril Brent y el precio de paridad de importación (es decir, que el valor sea similar al precio de importación del crudo). Estos cambios, en conjunto, implicarán un aumento en el precio de estos bienes desde el 1ro de febrero, que rondará entre el 7 y el 10 por ciento según los cálculos que manejan en despachos oficiales y el sector privado.
En detalle, los impuestos al combustible tienen un mecanismo de actualización basado en la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec del trimestre previo en línea con lo que prevé la normativa vigente desde 2018. Desde mediados de 2021 que se prorrogan ininterrumpidamente y el último congelamiento vence este jueves.
El atraso acumulado en términos reales según la consultora Economía & Energía es del 377%, aunque recuperar ese margen de una sola vez implicaría un incremento en el precio final en torno al 8% promedio. Otros cálculos privados, como el del Iaraf, arrojan que los incrementos deberían ser del 25% en los surtidores.